miércoles, 23 de marzo de 2011

Mentir, dañar, odiar, amar.

Mientes, continuas mintiendo. De esos labios, cuyo delicioso sabor he catado, solo han emanado burdas mentiras que han querido romperme el corzaón en más de mil pequeños e insignificantes pedacitos. Odio oirte decir te quiero como si fueran dos únicas palabras que no tienen valor alguno. Quizá para ti no, pero para muchas más personas si. No eres aquí el martir, el que nadie comprende, el que nadie quiere ni llora por el, eres, simplemente, una persona castigada por el mal uso de lo que nosotros llamamos amor.

Esa sensación, cosa, especie de dolor que se mete en tu cabeza, sangre...etc que te hace sentir tanto eufórico, como nada. Es un sentido, una reacción al ver ese algo que nos agrada. Amor, es una palabra...no, es quizás una connotación más de una palabra derivada de nuestro antiquísimo lenguaje...tampoco, es simplemente una forma de llamar al atontamiento que se sufre cuando, esa persona, hombre, mujer, casa...no, espera, casa es una cosa... bueno, sin medias cintas, quizás sea eso.

Pero aunque esa palabra ocupe una gran parte de nuestras estúpidas vidas, es su riqueza y su magia la que hace que nosotros, ilusos, caigamos en las redes. El amor puede, perfectamente, ser una especie de araña. Ésta, crea poco a poco unos hilos muy finos, a veces resistentes, otras, no tanto, que hacen que te adhieras a esta red. Una red llena de obstáculos, dificultades, que tu cabeza ha de resolver, como si de un problema de matemáticas o una declinación se tratara. Tu corazón guiará a tu cuerpo a un error, que principalmente, verás como la única posibilidad a resolver el problema. Pero la verdadera razó la tendrá, como no, ese maravilloso motor que se halla en la cabeza.

Aun así, te guies de lo que te guies, serás perfectamente errado. Será por tanto qué el amor conduce al fracaso. Nunca se lo digas a nadie. El amor es únicamente el mejor error que se ha creado por el más bobo de los animales: el hombre. Esa especie única, que puede dañar física, psíquica y verbalmente. Esa única especie de rechazar a hermanos, vecinos, etnias enteras; esa especie capaz de odiar hasta que la muerte se lo lleve por delante. Ese único ser capaz de maltratar al mundo que le vio nacer.

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