sábado, 30 de abril de 2011

Libertad

+¡Hola!
-Hola...
+¿Qué te pasa?
-No me pasa nada, solo, que estoy enamorado
+Entonces ya se por qué estás así. Te contaré una historia:

En un día soleado, de hace no se cuantos años ya, había dos niños. Ambos estaban enamorados, no sabían cómo decirselo al otro.- Vámos a ponerlos nombre.- Angy y Jhon. Ambos, de unos dieciséis años de edad, querían decirle al otro todo lo que sentían...
-¿Cómo lo hicieron?

...-Espera, no te impacientes.-...Crearon unos pseudónimos, para que uno, no supiera el nombre del otro. Pero, el tiempo y ellos mismos hicieron que esos pseudónimos triunfaran, es decir, Jhon se enamoró del prototipo que Angy había creado y viceversa. La historia, en sí, no es feliz, pero si puedes extraer una pequeña moraleja:
+Nunca, nunca, dejes que tus sentimientos queden rezagados y escondidos detrás de una barrera. Libéralos.
-Vale, comprendo, entonces...quiero decirte esto: TE QUIERO, es una cosa imposible de parar, pero es así.
+Siento decirte, que esta historia, tampoco tiene final feliz. Yo, no siento lo mismo. Yo...no te quiero...te necesito.

A tí, dulce amor.

Sigo viendo como se ahogan mis penas en un minúsculo suspiro. Aún veo como te me escapas de las manos, te vas, caminas lejos y te apartas de mi vista. ella te besa, yo balbuceo. Tu eres feliz y yo exteriormente soy robusto y fuerte. Pero mi interior es un mar de sufrimiento y desolación. Quiero morir, no sentir esta sensación nunca más. Que mis palabras no sean eso, simples letras escritas en un papel usado y lleno de tachones.

Lo único que deseo es que tus manos ásperas del trabajo ejercido, rocen mi piel, tus besos rodando por mi cuello engalanado con aromas afrodisíacos. Que me llenen las horas, días, años...tus besos. Quiero que tus ojos se claven como un puñal en mi corazón. Quiero desnudarte, sentirte, tocarte y acariciarte. Quiero decirte te quiero, te amo, te deseo...

No te vayas nunca, no me dejes solo. Sólo, calla. Otórgame tu sonrisa, tu dulce olor, tu tacto celestial, tu cariño paradisíaco. Lléname de ira cuando te enfades. Lléname de dolor cuando llores. Lléname de alegría cuando rías.
Pero ante todo, quiéreme en el secreto más prohibido.

martes, 12 de abril de 2011

Sin ti

Cuando sientes que dos meras palabras te pueden hacer feliz, cuando sabes que la persona que te mira, no solo es una simple persona. Es ese alguien mágico, que te hace flotar, que te ve y quiere tenerte consigo.
Pero es esa sensación de abandono, cuando ya no le tienes, cuando ves que ya no está. Cuando ves que se escapan el cielo y la tierra entre el infinito, cuando te das cuenta de que era tu máxima delicia. Por eso quieres que regrese, que vuelva, que siembre en ti aquella felicidad perdida.