sábado, 30 de abril de 2011

A tí, dulce amor.

Sigo viendo como se ahogan mis penas en un minúsculo suspiro. Aún veo como te me escapas de las manos, te vas, caminas lejos y te apartas de mi vista. ella te besa, yo balbuceo. Tu eres feliz y yo exteriormente soy robusto y fuerte. Pero mi interior es un mar de sufrimiento y desolación. Quiero morir, no sentir esta sensación nunca más. Que mis palabras no sean eso, simples letras escritas en un papel usado y lleno de tachones.

Lo único que deseo es que tus manos ásperas del trabajo ejercido, rocen mi piel, tus besos rodando por mi cuello engalanado con aromas afrodisíacos. Que me llenen las horas, días, años...tus besos. Quiero que tus ojos se claven como un puñal en mi corazón. Quiero desnudarte, sentirte, tocarte y acariciarte. Quiero decirte te quiero, te amo, te deseo...

No te vayas nunca, no me dejes solo. Sólo, calla. Otórgame tu sonrisa, tu dulce olor, tu tacto celestial, tu cariño paradisíaco. Lléname de ira cuando te enfades. Lléname de dolor cuando llores. Lléname de alegría cuando rías.
Pero ante todo, quiéreme en el secreto más prohibido.

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