miércoles, 22 de agosto de 2012

Diamond

Eran tiempos no muy fáciles para nadie. Quizá en aquel momento todos rogaban por algo que les hiciera entender que pasaba. Las malas noticias eran la tónica del día, puesto que la guerra se había llevado a todos aquellos a los que las familias, ahora, pedían en sus oraciones.

Eran un martes, no se muy bien si 18 o 19, reinaba el gélido temporal típico de febrero y se oía el crugir del hielo con cada pisada de los soldados. 
Esta tragédia, no tiene un mal comienzo, no. Únicamente teníais que situaros para saber en qué momento se desencadenó esta lucha.

La historia, comienza el 20 de Julio de un año en los que todavía se vestían las faldas largas y los mocasines. Ese día, nacío un joven muchacho cuyas cualidades eran extrañas. El niño, recien nacido, fue entregado a su madre. Ella, muy joven y hermosa resultaba ser madre soltera, puesto que recientemente su marido, también de muy corta edad había muerto por culpa de una extensa epidemia.




Los primeros años de vida del pequeño fueron agradables y muy educativos. Se desenvolvió en un entorno de cariño y humildad; y como los demás niños, jugó y peleó. Este niño cuyo nombre no revelaré, luchó durante años por tener a su madre sana y salva de las manos de diferentes hombres que quisieron aprovecharse de su situación. Pero el día en el que esta falleció, tristemente nuestro niño, ya hecho todo un adolescente, marcho a su casa. Allí, se encerro durante años hasta que un día encontró algo en lo ocupar su mente. 

Todos os preguntaréis cual era aquella cosa que el encontró. Y aunque no os lo creáis fueron muchas cosas. Fue su pelo, sus ojos, su cuerpo... Todo aquello hizo que nuestro pequeño, comprendiera que era el amor. Él, aunque hubiese sido criado en aquel ambiente, nunca supo lo que era tener aquella reacción. No entendía lo que le pasaba, solo pensaba en aquel cabello azabache, en aquellos ojos como luceros de un color castaño imponente y en aquella línea sinuosa.

Tras largo tiempo ocupando su mente en retratar aquellas sensaciones y aquel "diamante" , como él lo llamaba, se dió cuenta de que le faltaba algo. Para él, observalo ya no era suficiente, necesitaba tenerlom más y más cerca. Sentirlo, olerlo... Desde entonces, no supo que hacer para poder acercase sin que su "diamante" se asustase. 

Pasaron 10 años y consiguió lo que quiso. Aquellas emociones que el había sentido eran cada vez más fuertes y esta vez podía verlo, tocarlo, acariciarlo, sentirlo... El ya sabía que era el amor:
Era una sensación de nada y a la vez de todo en la que nada está permitido y todo se permite, en la que sin uno no es otro y sin otro es uno... Más fácilmente... el amor era incomprensible. 

Una vez decidió cumplir su sueño de decir que estaba enamorado la gente dejó de verle con los mismos ojos... Ahora, no era más que un lunático e incluso un bicho raro. Él no comprendía el por qué de la situación. Él estaba enamorado, qué tenía aquello de malo. Pero eso, no fue lo peor... La gente quiso que su "diamante" y él se separaran por lo que uno de ellos debía ser ejecutado. 

La pena les invadió y decidieron que si aquella iba a ser su última noche, sería, la mejor de sus vidas. Por tanto, lo fué. Aquella noche estuvo marcada por la pasión, el desenfreno, las caricias y los besos interminables, aquella noche, se congeló el tiempo.


Tres días más tarde, la ejecución comenzaba. Nuestro pequeño, armado de valor, ya hecho un hombre, empuñó el rifle de su padre y en medio de la plaza, donde tenía lugar aquel acto tan macabro asesinó a los ejecutores de su amor. La gente, pasmada por aquello, decidió que si alguien era capaz de hacer aquello; plantarle cara a todo lo que estaba impuesto, ellos no iban a ser menos.

Finalmente, el 17 de Junio de aquel año, comenzó la revuelta del diamante dirigida por nuestro pequeño: Jhon, quien puso fin en su tierra natal a los juicios por amor.  El no se enamoró de un estereotipo, se enamoró de aquel diamante en bruto; Nicolas.


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